Creo que es tiempo de abandonar éste pequeño mundillo, las cosas en la vida son irracionales e incomprensibles, creo que éste espacio que he creado a sido en su gran mayoría un escape, un vómito verbal inconsciente... "Las cosas brillantes siempre salen de repente" ciertamente también los pasajes más obscuros del suplicio están cercanas a las más dulces y brillantes experiencias. Aveces olvidamos lo que somos, lo que deseamos y lo que buscamos, olvidamos todo para dejar espacio a la vorágine de movimientos errantes, para tratar de detenernos en un espacio paralelo del tiempo, para soñar que somos, seres alados aún, cuando sabemos que estamos en el fondo, hundiéndonos lentamente en una fosa interminable, en un océano muy oscuro y espeso para poder encontrarnos o nadar hacia la orilla, ciertamente he ahí el naufragio de la Luz, he ahí el suplicio moribundo, de aferrarnos a viejas esperanzas, a antiguos sueños del olvido... Aveces llega el momento de aceptar que somos errantes, seres despreciables, nómadas del viento que intentan ser su propio hogar pero su podredumbre interna los hace inhabitables, no creas que me conoces, o que lo harás, jamás podrías por que la obscuridad está muy profundamente oculta en las tinieblas oscuras del trasfondo de mis ojos, en el fondo, puedo ser una hoguera, pero también soy: un ser lleno de oscuridad. No te imaginas las cosas que mi corazón puede desear, ni las fronteras que puedo romper, tal vez sea un buen tipo, jamás he robado, y jamás he mentido a sapiencia... ciertamente esa es parte de la arrogancia de todos nosotros, los seres miserables se sienten mucho más por encima del resto, no es que su obscuridad los avale, sino que hay una incierta sabiduría en aquella oscuridad, como la sabiduría que entrega la sapiencia de la incierta muerte, ese toque de cielo, de cielo viscoso, de cielo color rubí, color sangre... de un vino espeso que se desliza lenta y suavemente hacia los pulmones... He ahí el lloro y el crujir de dientes, cuando nos enfrentamos a nosotros mismos y nos damos cuenta, que lo que somos a consciencia es diminuto en comparación al ser abominable, de paupérrima e indeliberada bondad que habita dentro nos, Todos quisiéramos danzar con el viento, pero ciertamente hay pocos seres que permiten que, viéndoles a los ojos, logremos recobrar el aliento, y volvamos a ser seres alados, y seremos la luz más brillante en la oscuridad... no es condescendencia, ese es el vicio despreciable de muchos, no, todos hemos vivido: confieso que he vivido, algunos sufren más por que se muerden la cola, se muerden los brazos y lloran hasta sangrar, emiten lo que todos los seres normales: caos y paz casi por igual. Pero las personas que llevan la miseria casi tatuada en el alma no lloran, no se quejan y siguen adelante... no son valientes, más bien un poco ineptos, también bastante incautos, y sobre todos arrogantes... La Miseria es... el lado más dulce de la decadencia... pero más allá de todos lo que podamos juzgar, sonreír, amar... nosotros nos conocemos, no lo suficiente para evitar traicionarnos, pero lo suficiente para poder disfrutar, de cada gota del profano suplicio.enero 26, 2011
El espacio entre cada palabra.
Creo que es tiempo de abandonar éste pequeño mundillo, las cosas en la vida son irracionales e incomprensibles, creo que éste espacio que he creado a sido en su gran mayoría un escape, un vómito verbal inconsciente... "Las cosas brillantes siempre salen de repente" ciertamente también los pasajes más obscuros del suplicio están cercanas a las más dulces y brillantes experiencias. Aveces olvidamos lo que somos, lo que deseamos y lo que buscamos, olvidamos todo para dejar espacio a la vorágine de movimientos errantes, para tratar de detenernos en un espacio paralelo del tiempo, para soñar que somos, seres alados aún, cuando sabemos que estamos en el fondo, hundiéndonos lentamente en una fosa interminable, en un océano muy oscuro y espeso para poder encontrarnos o nadar hacia la orilla, ciertamente he ahí el naufragio de la Luz, he ahí el suplicio moribundo, de aferrarnos a viejas esperanzas, a antiguos sueños del olvido... Aveces llega el momento de aceptar que somos errantes, seres despreciables, nómadas del viento que intentan ser su propio hogar pero su podredumbre interna los hace inhabitables, no creas que me conoces, o que lo harás, jamás podrías por que la obscuridad está muy profundamente oculta en las tinieblas oscuras del trasfondo de mis ojos, en el fondo, puedo ser una hoguera, pero también soy: un ser lleno de oscuridad. No te imaginas las cosas que mi corazón puede desear, ni las fronteras que puedo romper, tal vez sea un buen tipo, jamás he robado, y jamás he mentido a sapiencia... ciertamente esa es parte de la arrogancia de todos nosotros, los seres miserables se sienten mucho más por encima del resto, no es que su obscuridad los avale, sino que hay una incierta sabiduría en aquella oscuridad, como la sabiduría que entrega la sapiencia de la incierta muerte, ese toque de cielo, de cielo viscoso, de cielo color rubí, color sangre... de un vino espeso que se desliza lenta y suavemente hacia los pulmones... He ahí el lloro y el crujir de dientes, cuando nos enfrentamos a nosotros mismos y nos damos cuenta, que lo que somos a consciencia es diminuto en comparación al ser abominable, de paupérrima e indeliberada bondad que habita dentro nos, Todos quisiéramos danzar con el viento, pero ciertamente hay pocos seres que permiten que, viéndoles a los ojos, logremos recobrar el aliento, y volvamos a ser seres alados, y seremos la luz más brillante en la oscuridad... no es condescendencia, ese es el vicio despreciable de muchos, no, todos hemos vivido: confieso que he vivido, algunos sufren más por que se muerden la cola, se muerden los brazos y lloran hasta sangrar, emiten lo que todos los seres normales: caos y paz casi por igual. Pero las personas que llevan la miseria casi tatuada en el alma no lloran, no se quejan y siguen adelante... no son valientes, más bien un poco ineptos, también bastante incautos, y sobre todos arrogantes... La Miseria es... el lado más dulce de la decadencia... pero más allá de todos lo que podamos juzgar, sonreír, amar... nosotros nos conocemos, no lo suficiente para evitar traicionarnos, pero lo suficiente para poder disfrutar, de cada gota del profano suplicio.enero 23, 2011
Explosiones orgánicas.
Y en aquella corniza desesperada esperaba el cantante tortuoso la llegada de aquel naufragio, de veleros surcando el mar conducidos por el nombre del viento, pero en realidad el solo esperaba y se marchitaba, esperaba mirando las olas, sintiendo nada, absolutamente nada, el estaba allí, pero su mente divagaba por universos lejanos y paralelos... el en realidad estaba en otra parte, sintiendo, torturandose, y cantaba, ooh cómo cantaba!, cantaba canciones de penurias tan profundas que son imposibles de describir.enero 12, 2011
Memoria

navegante...

enero 09, 2011
desfiltración nefelibata
Encontrar
Cuándo esperamos, buscamos, buscamos partes de nosotros en lo externo, una especie de katarsis, expresada en una persona, en una caricia, en una mirada, en una palabra... en un beso, en una sonrisa.
encontrar, encontrarnos, como una llamada del viento, como un resquicio pagano en el firmamento, como una palabra adquirida, lejana, casi olvidada... una palabra que no expresa tanto, o dice mucho, dependiendo de cuánto cueste decirla...
y al final soplo queda un torbellino de miradas, y un sorbo de distracción profana, y algo, algo que se pierde entre la niebla de cosas, de movimientos, de canciones, que hacen temblar las porciones de bocanadas de aires que logran entrar en nuestro airoso haber...
but, i will be with you when you lose your breath.