enero 26, 2011

El espacio entre cada palabra.

Creo que es tiempo de abandonar éste pequeño mundillo, las cosas en la vida son irracionales e incomprensibles, creo que éste espacio que he creado a sido en su gran mayoría un escape, un vómito verbal inconsciente... "Las cosas brillantes siempre salen de repente" ciertamente también los pasajes más obscuros del suplicio están cercanas a las más dulces y brillantes experiencias. Aveces olvidamos lo que somos, lo que deseamos y lo que buscamos, olvidamos todo para dejar espacio a la vorágine de movimientos errantes, para tratar de detenernos en un espacio paralelo del tiempo, para soñar que somos, seres alados aún, cuando sabemos que estamos en el fondo, hundiéndonos lentamente en una fosa interminable, en un océano muy oscuro y espeso para poder encontrarnos o nadar hacia la orilla, ciertamente he ahí el naufragio de la Luz, he ahí el suplicio moribundo, de aferrarnos a viejas esperanzas, a antiguos sueños del olvido... Aveces llega el momento de aceptar que somos errantes, seres despreciables, nómadas del viento que intentan ser su propio hogar pero su podredumbre interna los hace inhabitables, no creas que me conoces, o que lo harás, jamás podrías por que la obscuridad está muy profundamente oculta en las tinieblas oscuras del trasfondo de mis ojos, en el fondo, puedo ser una hoguera, pero también soy: un ser lleno de oscuridad. No te imaginas las cosas que mi corazón puede desear, ni las fronteras que puedo romper, tal vez sea un buen tipo, jamás he robado, y jamás he mentido a sapiencia... ciertamente esa es parte de la arrogancia de todos nosotros, los seres miserables se sienten mucho más por encima del resto, no es que su obscuridad los avale, sino que hay una incierta sabiduría en aquella oscuridad, como la sabiduría que entrega la sapiencia de la incierta muerte, ese toque de cielo, de cielo viscoso, de cielo color rubí, color sangre... de un vino espeso que se desliza lenta y suavemente hacia los pulmones... He ahí el lloro y el crujir de dientes, cuando nos enfrentamos a nosotros mismos y nos damos cuenta, que lo que somos a consciencia es diminuto en comparación al ser abominable, de paupérrima e indeliberada bondad que habita dentro nos, Todos quisiéramos danzar con el viento, pero ciertamente hay pocos seres que permiten que, viéndoles a los ojos, logremos recobrar el aliento, y volvamos a ser seres alados, y seremos la luz más brillante en la oscuridad... no es condescendencia, ese es el vicio despreciable de muchos, no, todos hemos vivido: confieso que he vivido, algunos sufren más por que se muerden la cola, se muerden los brazos y lloran hasta sangrar, emiten lo que todos los seres normales: caos y paz casi por igual. Pero las personas que llevan la miseria casi tatuada en el alma no lloran, no se quejan y siguen adelante... no son valientes, más bien un poco ineptos, también bastante incautos, y sobre todos arrogantes... La Miseria es... el lado más dulce de la decadencia... pero más allá de todos lo que podamos juzgar, sonreír, amar... nosotros nos conocemos, no lo suficiente para evitar traicionarnos, pero lo suficiente para poder disfrutar, de cada gota del profano suplicio.

enero 23, 2011

Explosiones orgánicas.

Y en aquella corniza desesperada esperaba el cantante tortuoso la llegada de aquel naufragio, de veleros surcando el mar conducidos por el nombre del viento, pero en realidad el solo esperaba y se marchitaba, esperaba mirando las olas, sintiendo nada, absolutamente nada, el estaba allí, pero su mente divagaba por universos lejanos y paralelos... el en realidad estaba en otra parte, sintiendo, torturandose, y cantaba, ooh cómo cantaba!, cantaba canciones de penurias tan profundas que son imposibles de describir.
No necesitamos nada, no necesitamos nada cuando estamos flotando, esparcidos en partículas de magia en el aire, cual sal en maremoto, solo flotar, y dejarnos llevar lejos, lejos, sin limites, lejos a otro lugar.
Había penurias hubo un deseo, y hubo un suplicio, su suplicio, y sus besos, y navegando iba, con una sonrisa idiota, y a la vez demostrando poco, se había acostumbrado a ser frío, ni el mismo creía lo que hacía al estar ante tan fabulosa tormenta... el era frío, el es frío, frío como el infierno, acostumbraba a congelar la atmósfera, a detener el viento, a silenciar al océano, a hacer temblar el fuego ante su ácidas y afiladas palabras...
Pero está bajo un hechizo, y espera, y espera, y se pierde en la tormenta, y se pierde en mil pedazos, por que cada parte de su cuerpo tira de el, en todas direcciones, esperando que se despierte, que se separe de su cuerpo, esperando desaparecer, volando en un torbellino de caricias por el viento, en un torbellino de cristales amarillos... volando para hacer daño, para dañarse, para matar suavemente, ligeramente...
y su mente divaga, y el sigue esperando, esperando, y se siente atado, y no puede volar, por que perdió las alas hace épocas, hace siglos, por que se volvió un nómada hace milenios, por que eligió el otro camino, el frío y solitario camino, lleno de magia, el camino del guerrero, el camino de la oscuridad, lleno de soles, de estrellas, y de cristales amarillos.

enero 12, 2011

Memoria

Recuerdo una canción que canté junto al océano, ella oía pacientemente, en sus tormentosas aguas, respiraba y yo me derretía con cada movimiento de su pecho... Ella también cantaba, a un publico impávido pero a la vez frío...
Cuando el absurdo amenaza con el naufragio, y solo queda el suplicio de un sol oscuro, o... lo que antes fue un sol, y hoy es solo una cicatriz en el cielo.
Las personas comienzan a lanzar balas al cielo... intentando derribar pájaros cualquiera... aveces, rozan las Águilas, y es entonces cuando, desgarrándose, creen ver el sol, y se ofuscan con su belleza... mas, no saben apreciarlo si aún persiste el agujero negro de la cicatriz anterior, no pueden haber dos soles en un mismo día... debemos abrazar soles nocturnos.
Debemos pasar impávidos por el desierto azul, esquivando las balas, re-hilvanando los sueños... y sobre todo creer... creer para ver un nuevo amanecer.

navegante...

Crees que no te escucho, pero te escondes
crees que no lo sé, peor en el fondo lo sospechas
detrás de tu mirada se esconde un dolor latente...
detrás de la mía se esconde un vacío indescifrable
podemos esperar, o podemos luchar,
el vacío y la nada se apoderan de todo
como un suplicio placentero
como algo necesario que nos hace dejar de mirar
la pared en blanco de nuestro haber
sé que sufres por que he sufrido
sé que amaste por que he amado
sé que has muerto por que he renacido
sé que te quiero sin motivo, por inercia
como abejas a la miel de la vida
por que el océano lo es todo, y tu también
eres navegante.

enero 09, 2011

desfiltración nefelibata

La guarnición nunca es suficiente, siempre acompaña algo, a algo, que... aveces no deseamos comer, sin embargo roemos sus huesos hasta que nos llenamos de calcio con azufre... y vienen esas sin nociones despreocupadas, sin sazón, la sal y la tierra se entremezclan creando una masa uniforme, homogénea, que se entremezclan con un sueño despierto, el sueño, de un sueño, dentro de una ilusión, y lo vivido, parece ser, algo que nunca existió, sin embargo deja algo ¿no? ¿eso lo hace existir?, una vez un argonauta escribió: "Como un Ciego cree en el sol, sin verlo, sino sintiéndolo, es así como yo creo..." En éste sueño, los sueños nunca mueren, así como el mañana, la muerte tampoco es suficiente, la muerte es solo un cambio de estado, en la vida, morimos, muchas veces, despertamos otras cuantas, pero por sobre todo, seguimos una inercia, que es, entre maravillosa, y tabú--- el profano incierto desdichado de vivir ensueños --- ¿cuánto de esto es pasión y cuando es deseo, cuánto es ilusión y cuánto es sueño? y cuesta despertar, y parpadear, y caminar sin rumbo vuelve a ser lo propicio, lo ideal, pero a la vez, lo reprochable, dolido, vomitado... Quizá aya cosas más allá del sol.

Encontrar

Cuándo esperamos, buscamos, buscamos partes de nosotros en lo externo, una especie de katarsis, expresada en una persona, en una caricia, en una mirada, en una palabra... en un beso, en una sonrisa.

En el fondo sabemos el riesgo que corremos, sabemos lo que podemos hacer, lo que podemos perder, lo que podemos ganar, y todo el caos que acumulamos, por estar, equilibrados un rato...

Y estamos, pero sin estar, y cantamos pero sin acordes, y abrazamos, sin brazos, y besamos sin boca, y hablamos, entonando palabras absurdas que son como monosílabos que se escapan en recuerdos apocados, por un presente profano, o más bien, por una partida lejana...

En el fondo las cosas no dejan de hacer eco dentro, y el presente, el regalo, no lo sabemos apreciar, y tratamos de condensar el tiempo, pero se derriten los momentos, y los relojes, y las palabras, y no queda mucho por buscar, solo encontrar...

encontrar, encontrarnos, como una llamada del viento, como un resquicio pagano en el firmamento, como una palabra adquirida, lejana, casi olvidada... una palabra que no expresa tanto, o dice mucho, dependiendo de cuánto cueste decirla...

y al final soplo queda un torbellino de miradas, y un sorbo de distracción profana, y algo, algo que se pierde entre la niebla de cosas, de movimientos, de canciones, que hacen temblar las porciones de bocanadas de aires que logran entrar en nuestro airoso haber...

but, i will be with you when you lose your breath.



Hay que expresar la libertad, de hacer lo que quieras, tal y como quieras, siempre que lo hagas con pasión.