Un toque intelectual convinado con un jazz sensual y bocanadas de humo fluyendo de mi boca a tu boca, un trago de vino que se transforma en una fiesta en el paladar de dos amantes.
¿Cuántas razones necesita el hombre para ser feliz, Cuánto dolor, cuánta suspicacia y ese dulce pasional picante?
Vivir es una constante de perdidas y sortilegios, de recuerdos que sostienen su furia universal tormentosa, de momentos detenidos en un espacio ajeno del tiempo, infierno símil paraíso. Y la conquista atiborrante y ciega de un océano caótico y demasiado extenso como para que un solo hombre pudiese nadarlo sin motivación... ¿Qué pasó con los sortilegios del tiempo errante? La vida nómada y sus topes vacíos y sus silencios amargos y ensordecedores, esa lluvia ácida que termina por derrumbar la idea de un futuro esplendor, pero nos deja con algo más bello, aunque menos tangible... el presente, que se escapa de repente para transformarse en pasado, para transformarse en promesas, en semillas, en esencias volátiles que nos dejan un espacio para entrar en los juegos de-mente de demonios extraños que se disfrazan... y entramos al paseo inmoral, y comenzamos a sentirnos fatal, y a pasar, de una felicidad paupérrima, a un caos perfecto y tormentoso que nos llena el alma de un color divino.
Oh Sí, hay personas que nos dan un color divino.
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cualquier parecido con la realidad, o con persona viva o muerta, No es una Coincidencia, las coincidencias, no existen.