Y caminaban, ambos por el páramo, y el viento azotaba las flores y los pastos, y había esa verdura desteñida en el fondo del paisaje, producto de las heladas que se avecinan, el otoño estaba acabando, y aunque nadie se lo podría imaginar, ellos estaban viajando, pero como parecían seres sin tiempo, ha de ser cierto que tambien eran seres sin miedo, esa mirada profunda, y esos bolsos en sus espaldas que en su interior parecían llevar, instrumentos de música, de fina mágia, como una bolsa de arena blanca, que la llevas a todas partes, para recordar la playa en donde viste el atardecer más hermoso, así les llevavan, a esos otros seres con alma, tocados por espiritus, ciertamente eso parecían, dos espíritus, pero eran una pareja de viajantes, sin tiempo, sin edad, que van de ninguna parte a la eternidad...
Ambos se acercaban a las montañas, y más allá la ciudadela de Kyron y más allá el lago de las sombras, y más allá quién sabe, ellos, seguro lo sabrán, por que en su postura no se leen signos de desgaste, ni que estuviesen cansados de andar y de andar, más bien se lee la convicción de aquellos, que aún sabiendo que es incierto, su corazón tiene la certeza de que llegarán, mucho más allá, y el sol, y la luna, y las estrellas en los campos, y las lágrimas tanto de alegría como de melancolía, señiran sus rostros, y la vida nunca los dejará de lado, ciertamente parece, que sus colores no se desteñirán jamás.
Y las luces de mil caminos se ciñen ante mis ojos, caminos difíciles en donde abunda el dolor,
y así también mil y una maravillas.
:}
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