El quebranta huesos

piso, recuerdos que permanecían guardados, intentas seguir, pero sabes lo que quieres, y sabes que cuando algo quieres, debes tratar al menos de conseguirlo, incluso en la derrota se aprende, piensas, solo un segundo, un segundo y luego cambias radicalmente y concluyes que es estúpido ser tan derrotista, y estar en un charco de lagrimas flotantes, cayendo en un océano profundo, oscuro, donde no puedes ver la luz del sol, sin embargo, tu propia luz ilumina todos los rincones, y te das cuenta, que en el fondo, esto esta de más, tal vez es un relleno, totalmente necesario.

caminando en las oscuras calles, ves todo igual, nada te sorprende, todo es igual, ¿sin amor y sin dolor, que seria de la vida? al parecer en el sin sabor del dolor de vivir sin amor, as aprendido, cuando los lazos se mueren, y vives solo en recuerdos, terminas siendo tu peor enemigo, como soplando constantemente una llama que casi extinta, pero que no logra sucumbir, es tan deprimente, tan efímero, tan vació, no poder levantarse, del charco de tus propias lagrimas... es como estar suspendido en una atmósfera agobiante, algo asqueroso, se te queda y no lo logras sacar, al menos así te sientes cuando lo racionalizas, pero en el fondo sabes, que ese dolor te gusta, te hace sentir vivo, y humano, te hace sentir vulnerable, en tu eterna capa de invencibilidad, hay veces que nos sentimos tan intocables, sin embargo tan vivos, por el hecho de fracasar, y poder levantarnos, allí esta la clave, no es el dolor, es algo más.

Sin embargo un miedo casi irracional te invade, sientes una presencia, algo que emana de tu interior, unas ganas destructivas, unas ganas de mandarlo todo a la mierda, sin embargo tu lado constructivo, esboza un lienzo inspirador, una imagen de un futuro esplendor, más el tiempo ahora parece estático, pues el tiempo no existe, si el amor persiste, o el dolor... y este ultimo es tu caso, el dolor, como que lo abrazamos, y lo repudiamos, es algo constante que nos hace sentir humanos, peor hay algo más allá, algo siniestro, un placer extraño que produce el hecho de liberarse, o más bien, de escudarse en ese dolor, así nos permitimos a nosotros mismos hacer más cosas, aveces...

sin embargo, tenemos la capacidad extraordinaria de regenerarnos, otros, mantienen el dedo en la yaga al punto, de dejar una cicatriz constante, abierta, molesta, cosa que nos recuerde algo, cosa que nos haga sufrir, y al mismo tiempo liberarnos.

hay que surgir y brillar, en los anaqueles eternos de esta vida fugaz, intensa y maravillosa, ¿que seria de nosotros sin el amor? ¿que seria de nosotros sin el dolor? sin duda, tal vez, dudaríamos menos, pero una vida sin lazos reales, es una vida solitaria, así sucede en muchos, y hay momentos (que creo que todos deberíamos pasar). en que nos sentimos, totalmente solos, aislados, ensimismados en nuestros pensamientos y sentimientos, sentimos que nadie nos escucha ni entiende, y vemos todo como sombras... es fácil perderse, es fácil escapar también, pero lo difícil, siempre es, encontrarse...

saber encontrarse es el primer paso para encontrar, pues ¿como acaso, pretenden sentir suyo lo que encuentran, si no pertenecen a nada, si se encuentran flotando, ensimismados, y vacuos?... osea quiero decir, es fácil fácil ser aparentemente feliz, borrando los problemas de la mente... escapando, pero luego regresan multiplicados, y así mismo es fácil escudarse en un recuerdo desdichado, sentirnos mal, o ensimismados, pensar y pensar, eso al final es estar vacuos, por que si nuestro corazón solo guarda dolor, o lazos lejanos inexistentes, no puede brillar, se opaca, es como un libro que nadie lee, y las termitas se lo comen.

así que camina, caminante inquisidor busca el amor, pues es la única salvación, hay que cuidar los lazos, y buscar otros, hay que sentir, para no caer en el sosiego vano de vasos vacíos, para no acabar como un No muerto, caminando, simplemente errante, buscando secretos insospechados, guardados y que tal vez no deben ser revelados.

abre la mente inquisidor, la llave que oculta las direcciones perdidas, un sin fin de universos esperan, al viajero osado que logre ver más allá de los caminos y puertas, y abra La Ventana.