julio 29, 2012

Reflejos en el agua

Antes se había caído el cielo, sabía el caminante,
su corazón guardaba la última palabra
que el tiempo no tiene razones, que la vida es una estrella
Cierra los ojos viajero y no anheles más, 
que las caídas son invernaderos para rozas perniciosas.

El viajero se acuesta en el agua del río y se deja llevar por el flotando
¿llegará a la mar o llegará a la montaña? quizá incluso al volcán,
a veces dos ríos se juntan y forman un lago que gira en espiral.

Mira a las estrellas como brillan en sus ojos, 
él las mira y las siente
él es el manto nocturno, profundo e infinito,
cubierto de estrellas se transforma.

El  cielo se ha caído, piensa el caminante,
sus ojos son la hoguera de las pasiones
que a veces se pierde para poder encontrarse
Cierra los ojos el viajero y escucha un tambor,
es su salvaje corazón.

"suele ser difícil aprender a respirar."

 
Dv

julio 04, 2012

Eclipse de invierno.

El tango indómito, hacía bullir la sangre pero no había respiro; entre vaso y vaso el viejo suspira los recuerdos de un abrazo, de mil abrazos, y atardeceres sangrantes, ya no se encuentra y se dejó de buscar, se había encontrado, pero en los azares de la vida encontrar un ancla en el alma ajena es más fácil que encontrar la décima parte de uno mismo.

Cómo le encantaría decir que ella era su ancla, pero él es una tormenta en el mar y ella la luna, y ya no hay luna, y en noches sin lunas las tormentas no cesan, y hasta el mismo océano salvaje cae en la triste y amarga sensación de la espesura, cae el velo nocturno como una piedra, y se hunde veinte, treinta, sesenta mil metros en las profundidades del mar, demasiada presión ahoga los pensamientos, se decía, pero ¿ahogará los sentimientos? ay de los sentires amargosos, de caminar en una ciudad como perdido, de cambiar de forma y arrepentirse, de tomar miles de decisiones erróneas por la ciudad laberíntica; porque toda ciudad, todo lugar, es el laberíntico abismo donde se atisban los recuerdos dolorosos, y el perdido y el viajero aún incluso los residentes, se pierden en sus callejuelas infraterreas, y la gente ya no tiene ni color ni cara, y él se mira en el espejo y no se reconoce.

Mirando al océano se sanan las tribulaciones, océano salvaje lleno de poetas, náufragos dolores del corazón, del tango indomable. Parece mentira pero Buenos Aires aparece en todas partes y un papel que antes estaba en el bolsillo ahora está en el aire.


Hay que expresar la libertad, de hacer lo que quieras, tal y como quieras, siempre que lo hagas con pasión.