diciembre 10, 2011

Arrullo marino

Es impresionante como los juegos de mente recorren las calles, como en cada esquina, y en cada letrero se dibuja un nombre, una sonrisa, una mirada, y hasta en la cola del perro alegre se dibuja una estela que parece estirarse, una espiral ascendente, el pecho también se estira en un suspiro apagado, en un suspiro seco.

Sí, todas las balas del absurdo duelen, pero es el absurdo quien disparó, y el absurdo disparó y disparó, demaciadas veces, y cuando piensas que el absurdo a sido muerto, o al menos retenido por la confianza, ese es el absurdo de nuevo, hiriendo cruelmente, la gente cuando se siente no debería hacerse daño, ni ilucionarse, sino hacer, la vida son acciones y la gente espera mucho, y otros, muy poco.

Camina el caminante, pero ciego, como un borracho, lo que pasa después de beber la botella de vino con lágrimas en el rostro, miras al cielo y no hay nada, un gris inmaculadamente profundo que te invita a voltear el timón, a no seguir por ese camino, a regresar al puerto porque en el mar hay tormentas... Pero mientras alguien toma un tren y decide borrar todo lo bueno y dejar las balas del absurdo "como si fuese una enseñanza de la vida" que paradójicamente no lo es, porque las ilusiones no son vida; Otro mira al otoño lejano y eterno que es el mar, lo mira y quiere abrazarlo, siempre con viento, siempre con lluvia, aunque no hayan nuves el agua cae al mar, agua que no es del cielo, agua benditamente dolorosa, como un desgarro que cada vez se hace más profundo.

Las cosas reales no deberían terminar por cosas irreales. Pero así son las personas, vacíos tormentosos que dañan a los alvatros. Mira al cielo el caminante, parece que va a llover, no tiene paraguas pero tiene su piel.

septiembre 26, 2011

La sombra del miedo.

Esas noches frías, frías y pérfidas, esas noches cuando se escuchan gritos en las calles, gritos que se los traga el silencio, y la oscuridad; ya nadie canta en la ciudad, ya nadie sonríe de verdad, porque el miedo a carcomido el calcio de sus huesos, la penumbra y el horror, y el despilfarro de sensación, hacen ecos en las paredes del alma del hombre que no tiene palabras para tanto horror, todo parece tranquilo, todo parece tan en calma, y sin embargo es indudable el exceso de terror, el terror de ver que el perfume de las emociones complicadas y comvinadas, han sido traslucidas y reducidas a un silencio perpetuo, ya nadie conoce las palabras que describen el perfume de las emociones, ya no hay música que haga soltar lágrimas, o dibuje colores en la mente al cerrar los ojos, ya no, por que el miedo carcomió la ciudad, el terror de estar corriendo, para todos lados, para ninguna parte, el error horrible de estar corriendo sin saber a dónde ir.

un hombre viejo los mira de soslayo, mira como los jovenes prueban estampillas y laminitas para poder sentir un poco más, mira como los adultos toman pastillas para descanzar, y pastillas para seguir corriendo, sensaciones instntáneas y superfluas en la espiral de la ciudad, un dolor amargo y seco, un corte trasversal al cerebro, el cráneo en la mano y sobre los hombres un televisor.

El viejo los mira de soslayo y el viejo es un vagabundo, el viejo es mi padre, mi hermano mi sobrino y mi abuelo, el viejo los mira sin odio, sino con pena, el viejo los mira y no sonríe, con su mueca eterna de desesperanza, el viejo fuma y no le da risa, el viejo sufre por que pocos sufren con tanta intensidad, y por que pocos aman con intensidad, pro que la pasión fue remplazada por el deseo y el amor por un cariño superfluo, el viejo llora sin llorar, y está de luto por que muy pocos conocen las palabras para describir sensaciones más intensas, por que todos aman a los bárbaros que aploman los sentidos con sensaciones instntáneas, y sus palabras no demuestran cariño, y sus lazos se han desgastado hasta romperse; el viejo llora por que no se acabo el mundo, sino que el mundo suprimió todo por lo que valía la pena vivir...

 Y el viejo le da la espalda al mundo, por que él ya no pertenece más.



No diluyas la vida.

septiembre 04, 2011

Cuando el viento sopla las cenizas.

Un viento del este soplaba sobre el páramo, se escuchaba ese choque de hojas en la copa de los árboles y en los arbustos... se sentía un leve toque a frío amarillo en el aire, ese acompañado con margaritas, en esos días en donde hay más sol del habitual y las cosas brillan tanto que parecen desteñidas... así con las margaritas. Y encontramos espasmos en los músculos, y así iban los pasantes; con esos ropajes típicos de personas de un tiempo indefinido, de esos que se podría decir que habían nacido en ninguna parte, y caminaban hacia ningún lado... pero lo cierto es que caminaban al este, por el páramo, y al este estaban las montañas Elíadicas, y hacia el este viajaba con ellos, el viento, sus ropas no obstante danzaban como girando al rededor de ellos, el más alta de las dos formas tenía el cabello castaño, como el de las castañas tostadas o el de los granos de café de buena estirpe, sus ojos parecían atravesar el horizonte y penetrar en lo más profundo de las montañas, y a através de ellas, como los ojos de quien vive entre sueños y los termina cumpliendo, como una meta ineludible, como quien hace de sus sueños, su destino. La otra sombra parecía deslizarse por el páramo, llevava una capucha en su cabeza y su mirada parecía tener un brillo propio, como el de los viajantes que han visto muchas cosas y no se cansan de las maravillas de la vida.




Y caminaban, ambos por el páramo, y el viento azotaba las flores y los pastos, y había esa verdura desteñida en el fondo del paisaje, producto de las heladas que se avecinan, el otoño estaba acabando, y aunque nadie se lo podría imaginar, ellos estaban viajando, pero como parecían seres sin tiempo, ha de ser cierto que tambien eran seres sin miedo, esa mirada profunda, y esos bolsos en sus espaldas que en su interior parecían llevar, instrumentos de música, de fina mágia, como una bolsa de arena blanca, que la llevas a todas partes, para recordar la playa en donde viste el atardecer más hermoso, así les llevavan, a esos otros seres con alma, tocados por espiritus, ciertamente eso parecían, dos espíritus, pero eran una pareja de viajantes, sin tiempo, sin edad, que van de ninguna parte a la eternidad... 


Ambos se acercaban a las montañas, y más allá la ciudadela de Kyron y más allá el lago de las sombras, y más allá quién sabe, ellos, seguro lo sabrán, por que en su postura no se leen signos de desgaste, ni que estuviesen cansados de andar y de andar, más bien se lee la convicción de aquellos, que aún sabiendo que es incierto, su corazón tiene la certeza de que llegarán, mucho más allá, y el sol, y la luna, y las estrellas en los campos, y las lágrimas tanto de alegría como de melancolía, señiran sus rostros, y la vida nunca los dejará de lado, ciertamente parece, que sus colores no se desteñirán jamás. 




Y las luces de mil caminos se ciñen ante mis ojos, caminos difíciles en donde abunda el dolor, 
y así también mil y una maravillas.

septiembre 03, 2011

ecos bajo el mar

Susitaba el espasmo un momento diafano de tertulias bajo el agua, cuando las personas, abajo, donde no llegaga la luz alvergaban en sus corazones un sentimiento de miedo y culpa, sabían que algo trájico y lúgubre se estaba hilvanando al otro lado del río, sabían lo que se veía venir pero no hacían nada, no hacían nada en sus pequeños mundos, aislados de cualquier contacto humano...mientras, más allá, en las autenticas tinieblas, habitaban las luciernagas.


Encontrarse es mucho más difícil de lo que parece, no os dijeron lo mucho que se marchitaría el corazón, no mencionó que los que vivían "felices" ya no lo tenían, y ese era su medio, tomar dosis de felicidad diaria basada en deseos que se sentían incapaces de cumplir; una torre de cartas de mil metros derrumbandose, un salto al vacío, deliciosa caída, predilecto suplicio.



En la oscuridad brillan las ideas, vibran como cuerdas de guitarra, en la oscuridad se derriten los sueños y toman mejor consistencia, una consistencia casi palpable, anhelable, y a al vez insoslayable; ese era la promesa, la promesa efímera, de poder alcazar todo lo que se espera, y en las urbes los demonios vivían como ángeles, felices y albergando deseos carentes totales de empatía y sentimientos, y en cada esquina un vagabundo que perdió el camino, el camino a la decadencia, y todos los días se pregunta por que no eligió estingirse lentamente, como todos,  tomó un camino símil y se irigió un castillo, un castillo que tiñó sus paredes de prejuicios, como una coraza impenetrable, y al otro lado seguían bailando las luciernagas, y había un hombre que caminaba junto a ellas, caminaba sin sentirse, pero sintiendolo todo, entendía mejor que nadie el corazón por que tenía uno; lleno de remordimientos; él también se había erigido un castillo, un castillo de sueños y de promesas, promesas a un corazón, que no era ajeno, sino era el suyo propio, y por eso que, mientras subía ya se estaba incendiando, subía pensando que desde la cima todo se vería más hermoso, pero al llegar a la cima vio la ciudad en llamas, y todos los hombres como gigantes, que veían a todos hacía abajo, pero a la vez eran enanos y todo les era inalcanzable...


E inalterable la ciudad permaneció pereciendo lentamente hasta que los lazos extinguió, ya nadie tocaba música en la ciudad de dios. 



agosto 21, 2011

Lo que se guarda en el fondo del armario.

La vida guarda muchos suvenires predilectos, la vida se desvive por momentos profanos del destino y la vida misma, por ver las luciernagas en la noche y por abrazar las estrellas en la playa bajo la luz de la luna, y miraba el en el fondo de su armario, mundos llenos de colores que lo conducían a mil sitios, el vivia sintiendo, vivia añorando y vivia con su corazón latiendo, la vida misma se desvivia por el, y sus sueños.

Miraba el pasto el niño, con una sonrisa dibujada en sus labios, como las hormigas subian hasta la punta, y el se imaginaba hormiga mirando en la selva, se imaginaba hormiga montando en una libelula como si fuese un helicóptero, se imaginaba bañado por la luz de la luna, y se imaginaba tantas otras cosas.

Tomó todos los libros de su casa y armó una trinchera, un castillo de libros de ancianos, y en el centro puso una pila de sus favoritos, jugaba en sus sueños a mirar el vacío, a sentirse flotar en párticulas en el aire, al final la vida es eso, mala o buena, vacía o llena, la vida es lanzarse al vacío y flotar en párticulas, sentir que uno vuela, sonreír a las estrellas, y a los perros, y caminar con los ojos llenos de luces...

Aaah la vida era tan libre para el, y todas las cosas que guarda en su amario son su secreto, sus tesoros, una piedra dorada en forma de huevo que cuida esperando que salga un dragón, una lupa con la que estudia la forma de las hojas... y ese sentimiento de resguardo, de saberse lleno de magia por el simple hecho de ser, y cumplir sus sueños, y sonreír, y hacer que los otros sonrían.


un lago en el sueño donde se cumplen los sueños, y navegan barcos con sus velas de luz. 

Crema de estrellas

Caidas del cielo, y no las podemos recoger, calleron al mar y algunas muchas, dejaron de brillar, e imaginé... que yo también me hundía con ella.

Se desahogó, se desahogó mientras se ahogaba, mientras no podía respirar, y se dio cuenta que había dejado de tener barreras hace mucho, que estaba desnudo luchando una guerra de espadas con los puños... y cayó, junto con las estrellas, y en la oscuridad las cosas se veían más claras, pero estaba cayendo, qué podía hacer sino dejarse morir ahí.

Y Sentía que su mundo no le pertenecía, sentía que no era más de ese mundo, por que el mundo le había desterrado de si, lo había dejado entre las atmósferas del universo, divagando en la crema de estrellas, divagando, como un satélite errante, que se pierde, que regresa, y él que quería ser un cometa y siempre regresar, todas las decadas a la misma fecha, para poder abrazar a la luna, ya no podía, el sueño se derrumbaba a pedazos, y los castillos de piedra parecían estar hechos de arena, y el sonido de las olas ya no era reconfortante, sino un sonido sordo y aterrador, ensordecedor; y entonces ahí fue el desequilibrio.

Un Caos delirante, aterrador sentido antihorario, los sueños se estaban destilando y de ellos no salía perfume, sino sólo un triste y amargo licor, que no sanaba el hecho de que se necesitaron miles de prados de rozas para crearlo... pero ya nadie estaba plantando rozas, ya nadie las estaba cuidando de la lluvia, simplemente el agua caía y rompía los pétalos, y se merchitaban a decenas por minuto... y nadie hacía nada, por el orgullo del mundo y el dolor del navegante.

Y atrás parecían quedar los cafés, las sonrisas, los besos de desayuno... y con sólo ese pensamiento él moría, moría por que nunca había llegado a sentirse tan real gracias a algo, gracias a alguien... y había tenido el mismo sueño todas las noches, en donde caía la lluvia y se besaban en un muelle... y ahora sólo quedaba todo, como fotos veladas de un tiempo mejor... y todo lo demás parecía ser nada, y el navegante se perdía en la oscuridad de su galaxia.

mayo 30, 2011

Pulmones Negros

Y así como siempre; cuando más le necesitaba se fue; dejando un frío paraje, y esa gran lágrima rasguñandole el ojo izquierdo... no dejaba de ser extraño, años de hipotermia en el alma y de repente pasó eso; el viejo lobo ya no parecía tan viejo; tan lejano, y tan inalcanzable; de repente hasta parecía un perro, común y corriente, de aquellos que encontramos en la calle...

No, la verdad eran muchas cosas, de nuevo estaba solo, de nuevo debía enfrentar su realidad... el molino girando 40, 50, 300 kilómetros por hora, a un viento de tormenta; y luego nada; te hieren una vez, y dos veces, y tres veces, y luego se preguntan por qué no sientes, por que tus ojos miran a la nada, por que todo se desmorona; y de repente te das cuenta que la ceniza se ha ido acumulando, que tus pulmones están negros, y tus pies se están derritiendo.

Sí somos errantes; de una triste canción dolorosa; la vida y sus cenizas, nos cubren sin piedad, se marchita el coraje de nuestra necedad.-

Claro, todo se resume al orgullo cierto... algunos confunden el orgullo con honor; y suponen que es cosa de sentirse "orgulloso", no la verdad era otra en Niza, el puerto ya no era lo mismo que antaño, paracía vivo, no un pueblo fantasma en medio de la nada; y aún así los sueños habían adquirido una fragilidad titánica; y eso que antes eran irrompibles, inescrutables...

Hay personas que eligen olvidar los buenos momentos para sentirse mal;o simplemente para dejar de sentir; hay personas que eligen recordar los buenos momentos y hacer cosas... y es por ésto último que Niza es un puerto lleno de historias, pero sin ningún tesoro que saquear; el tesoro es la misma Niza, el puerto y su gente, y sus placeres y sus sonrisas...

No obstante los pulmones siguen negros, de tanta cristiandad; de tanto martirio, de tanto vomitar; los pulmones siguen negros; tras la tempestad.

mayo 05, 2011

Un frío paraje.

Era una historia de aquella que no te hacen llorar, era una historia de aquellas que te hieren el alma, de aquellas que se roban los sonidos, las canciones, las emociones; de aquellas que hacen reinar al silencio... era de aquellas historias que congelaba la atmósfera... dejando una hipotermia perpetua, un toque infinito de un no-sé-qué tan precioso, tan terriblemente insano.

Era aquél, un hombre solitario, con un alma solitaria, con nómadas sueños, con pedazos de cielo, caminando en el infierno, era un ángel y un demonio, era un frío moribundo... y aconteció un férreo día de calor perpetuo, de aquellos que no te dejan salir a la calle, de aquellos que no te dejan respirar, de aquellos que no quieres saber más, y el caminaba con su abrigo negro aún cuando caían pájaros asados, aún cuando la sangre se evaporaba de sus antiguas cicatrices, aún cuando en su alma no había más que un revoltijo desolador... aún así... él llevaba su abrigo negro; pues era su luto, el luto, por lo que se había muerto en su interior.. el luto que le recordaba el por qué no sudaba, el por qué no lloraba, el por qué no reía ni amaba, ni sonreía.

Era un frío perpetuo, pues la frivolidad es tal para los inmortales, que los ancianos son cosas, y los adultos niños que juegan a la guerra, que juegan a herirse, que juegan a amar; sin embargo el era un punto a parte, pero no recordaba nada, no recordaba ni siquiera la mitad, no recordaba a penas su nombre. Sólo la idea de estar solo en el mundo, por que algo se había perdido... algo, no sabía cuándo... Y aquél hombre que no tenía esperanzas.... encontró una flor; negra... en medio del desierto blanco, que había sobrevivido a la nieve de las noches, y a los cincuenta y siete grados del día, que había sobrevivido, y seguía ahí, esperando al caballero negro.

mayo 03, 2011

Tiempo de Tormentas

Había sido un violento reguero de sangre, había sido mucho más de lo que pensaste, había sido un choque difuso de luces y explosiones; ahí fue el lloro y el crujir de dientes, y ahí fue cuando aprendí a ver; y a veces siento que he de cargar con ese peso para siempre, quizá por eso deseó tanto la muerte, quizá por eso en sus visiones su corazón sucumbía de repente, ante el peso descomunal del hierro...

No había nada, más que plumas, pegadas con costras de su sangre en el suelo, el cuervo partió y se llevo todo, le limpió todo, o así parecía; en realidad dejó un vacío inescrutable, se le olvidaba algo crucial, se le olvidaba que él era un montón de nudos hecho jirones, por lo que conocía el ocaso del sonido, había sido víctima de historias tan enredadas, que su condición human se perdió... se olvidaba que él... no sufría, no lloraba, no reía, se olvidaba que la luz que lo iluminaba por fuera no podía alcanzar su último y más oscuro rincón.. se olvidaba que el solo se decepciona y deja de sentir, al punto en que vuelve a no sentirse... se olvidaba que sus decisiones lo habían llevado al mismo instante.

Al principio piensa que se había inyectado heroína... luego se da cuenta... está llorando sangre y sus oídos también...


Un reguero frío recorrió su espalda, un reguero frío por seguir aquí, se despertó y se dio cuenta que seguía mirando... se sacó los ojos...
Seguía mirando.

Caminaba un hombre ciego y viejo en la penumbra del tiempo, había olvidado sus mejores trucos, había olvidado invocar a los espíritus... ahora era Ciego, pero su alma continuaba viendo... Cuán horrible es la condición de un hombres que puede ver más de lo que quiere ver!... en otros tiempos le llamarían loco, en otros sabio, en otros brujo; lo que el sí sabía era que no tenía idea de nada, solo trataba de que el dolor del vivir no terminara socavando su alma.... una parte de él recordó la condena... Por su ambición de querer brillar más que Dios, hace una eternidad atrás... y cada vez que veía a sus similares, ellos se asustaban... todos tenían una carga, pero la mayoría continuaba siendo libre, aún cuando las voces de las muertes que cargaban le hiciesen sangrar los oídos... aún así, le temían, por que su maldición era peor... la maldición de estar demasiado cuerdo, la maldición de saber mucho más de lo que había decidido estudiar... nunca debió haber entrado en esa biblioteca... pero ver a través de esa agua era demasiado tentador.

La curiosidad mata al hombre, y el terror domina su alma cuando escucha la campana de Sion.

mayo 01, 2011

Más que palabras.

Ella miraba todas las tardes por la ventana de su castillo, miraba al horizonte, miraba la muerte del sol, como un parpadeo constante, los días se volvían noches y las noches días, y así los colores se iban destiñendo lentamente. Al castillo le salió musgo, crecieron enredaderas que se tomaron las fibras de los maderos de las puertas, la enredadera de flores blancas que solo salen a la luna llena, ella misma las plantó con semillas que él le regaló, la lluvia nunca acaecía, y los silencios iban haciendo procesión de los rincones empolvados, yo la miraba anonadado, desde la comodidad de mi barco, todos los días en la tarde después de pescar.

Su piel y su cabello cambiaron de color, se volvieron de un gris ceniza, y sus ojos, antes brillantes cristales como gotas de sol, ahora no reflejaban la luz, sino que la absorbían, renegando al vacío inexorable a la profundidad de su alma roída; no era más que un montón de nudos, demasiado apretados por el vaivén de los ataques epilépticos, sus huesos se volvieron de vidrio, y no le permitían caminar, las flores, antes blancas en cada luna llena, lentamente comenzaron a volverse gris sepia, como si una tormenta de polvo y ceniza las hubiese tomado, y detenido para siempre, ella seguía esperando nada, no se había dado cuenta que lo que le habían dejado, en principio era un regalo, que ella misma convirtió en maldición; la maldición de depender, no de sueños, sino de suplicio e ilusión, para despertarse cada mañana.

Sin embargo lo que antes fue dolor ahora eran rosas marchitas, secas en un cajón con olor a encierro, ya no quedaba nada más que aquél silencio ensordecedor en su alma moribunda, aquél silencio que se erguía cada vez que la noche caía, y la luna cantaba, el silencio que la fue dejando lentamente sin voz, y llenó su cara de surcos, que la misma enredadera le hizo mientras dormía; las polillas tomaron su vestido, y lo hicieron hilachas, lo dejaron roído; aquél vestido blanco que reflejaba una idea, que olvidó, aquél vestido con el cual solía pasear por jardines de tulipanes blancos, corriendo a pies descalzos, por un pasto de verde eterno, aquél vestido con el cual no le molestaba lanzarse al vacío, y salir airosa.. aquél vestido con el que cayó en la trampa, en lo que primero era una flor y luego se convirtió en enredadera y le atrapó...

Se levantó un día antes del atardecer, dormía mucho por el peso de las memorias, no les dejaban respirar, no le dejaban comer, se levantó y miro aquel atardecer, sus ojos ya no expresaban canción alguna, ya no habían tristes violines, ya no había nada, por un momento vio su reflejo en la polvorosa ventana, no había nada en ella, era nada, y aquello no le dio pena, aquello no le provoco nada, solo se dio cuenta, que no había nada, por que nunca hubo nada, por que todo murió mucho tiempo atrás. Entonces la enredadera sucumbió, ante el viento del este, era solo ceniza, polvo y arena, y ella vacía, sintió un abrazo, y se dejo caer. 

abril 28, 2011

Los días son horas y la muerte es vino

Lágrimas del sol derramadas con fiereza, la frivolidad incrédula crecía, cuál ateísmo en casa de judío... las horas se desvanecían, y él miraba la puerta, detalle de su inconsciencia, y la divina presencia en su hombro izquierdo, susurrándole al oído qué hacer... las cuencas de los ojos vacías, y el sonido del tenor susurrante...

Se escuchaba el crujir de las maderas del barco, el aire marino se colaba por las rendijas, era tiempo de partir, ¿a dónde? él no sabía, solo sabía que de tantos personajes, olvidó quién era, y para que seguía, olvidó su nombre, olvido su casa, y olvido incluso su mordaza, solo quedaba el sueño, y sus pesadillas...

Partió mirándose la nuca, partió viendo su rostro de papel, partió lejos, en el barco; no sabía que le esperaba una cascada en medio del mar.

Mas los sueños cuando se lucha por ellos, nunca mueren; ...

marzo 16, 2011

Preludio de un paseo inmoral

Un toque intelectual convinado con un jazz sensual y bocanadas de humo fluyendo de mi boca a tu boca, un trago de vino que se transforma en una fiesta en el paladar de dos amantes.

¿Cuántas razones necesita el hombre para ser feliz, Cuánto dolor, cuánta suspicacia y ese dulce pasional picante? 

Vivir es una constante de perdidas y sortilegios, de recuerdos que sostienen su furia universal tormentosa, de momentos detenidos en un espacio ajeno del tiempo, infierno símil paraíso. Y la conquista atiborrante y ciega de un océano caótico y demasiado extenso como para que un solo hombre pudiese nadarlo sin motivación... ¿Qué pasó con los sortilegios del tiempo errante? La vida nómada y sus topes vacíos y sus silencios amargos y ensordecedores, esa lluvia ácida que termina por derrumbar la idea de un futuro esplendor, pero nos deja con algo más bello, aunque menos tangible... el presente, que se escapa de repente para transformarse en pasado, para transformarse en promesas, en semillas, en esencias volátiles que nos dejan un espacio para entrar en los juegos de-mente de demonios extraños que se disfrazan... y entramos al paseo inmoral, y comenzamos a sentirnos fatal, y a pasar, de una felicidad paupérrima, a un caos perfecto y tormentoso que nos llena el alma de un color divino.

Oh Sí, hay personas que nos dan un color divino. 

marzo 03, 2011

Tormentas de Nieve y sal.

Puedo Ver, siento ver el reflejo de tu mirada infinita, reflejado infinitamente en mis obscuros ojos, Se queda guardado como un reguero de pólvora en el alma vagabunda... en el corazón desnudo y solo, nómada ante el vaivén del viento, del tiempo, de todo lo que perdimos, de todo lo que ganamos, ¿Cómo es que la vida resuena en el pecho como una explosión constante, tras un momento eterno?

Aveces quisiera desnudarme al mundo y ser parte de el, por que mis ojos ven al mundo desnudo, vacío, carente de luz, de fe y de vida... Tal vez exagero, no todo el mundo es así, ¿Pero qué importa si no todos son así?  ni tú ni yo somos así, y eso es lo que resalta, lo que resuena y lo que se rescata... el mundo podría dejar de girar, pero yo lo pondría de nuevo a respirar solo por ver tú sonrisa y tu mirada de mil formas, de ver como tus ojos pasan de un obscuro vacío a una chispa color miel... a cristales de amor, amarillo, y sentir que todo vale la pena,  solo por tenerte como excusa es suficiente...

Si te llevo es para que me lleves, y si te espero es para que tú llegues... y me abraces y me roes el aliento como solo tu sabes hacerlo, y llenarme de magia desde adentro hacia afuera, por la contemplación de tu espera, como se derrite el tiempo, como la distancia no existe por que existes... ni el tiempo, ni las palabras, solo momentos, solo el sentir de un alma cantando al viento, de una explosión de sentimientos, y mil momentos, deteniéndose secos en el vaivén de está vida llena de magia, gracias a vos, gracias a mi.

Salir a caminar descalzo por el pasto... por la playa, por los bosques, por tu cuerpo, y el oceano de tus ojos, me recuerda por qué vivir vale la pena.

febrero 21, 2011

Ganas de escribir y no hacerlo.

Verás, uno siempre quiere vomitar... - sí? - Sí, por eso tomamos tanto, osea, los malos libros hacen malas costumbres y las malas costumbres buenos libros, y escribir bien, (algo que no hago hace mucho tiempo) requiere altas dosis de pena, de locura, de serotonina, de cafeína, de nicotina, y sobre todo, de alcohol, nada de rones caros o baratos, con bebidas de fantasía que, en realidad fueron inventados por minas para suavizar la verdad (algo que las mujeres, casi por genero, aprenden por Arte, a la larga... y la suavizan tan bien, que no parece una verdad importante: todo es importante). No, Yo hablo de alcohol real, de whiskey, whisky y socotch.-.. de ideas claras como el vodka, y frías como el infierno, de emociones masticadas como esos buenos vinos frutales, que recuerdan el por qué, al vino le llaman "La Sangre de dios" lo cual podría aplicarse a la cerveza como: orina divina... pero eso es otro cuento, y sigue siendo, plausible, embriagarse y escribir.... tal vez incluso sea plausible que este escribiendo en el borde de mi ventana, a la sombra... pero no, por que estoy escuchando Jorge Drexler y solo bebí una cerveza... ok.... salí, de nuevo, desvariando...


No podemos escribir relatos masticados sin antes habernos masticados a nosotros mismos en un averno terrible de sonora muerte embriagante.... no podemos hablar de amor sin antes haber sufrido por el, y no podemos llamarnos "Ex fumadores" sin un dejo de distancia y nostalgia atiborrante... al haber dejado esa delicia de marlboros rojos, y Lucky strike red, originales, dulces y ásperos, respectivamente; Tal vez tenga que ver con el gusto, con cual es nuestro punto, nuestro sino terrible de desvíos inmorales en tiempos memorables.... cuando por alguna razón el cerebro decide esquivar balas olvidando que el corazón recibe otras a su debido tiempo, en una constante de causa y efecto terrible... Era como aquellos tiempos campestres en los que nos sentábamos a mirar el movimiento del vietno y las formas en el agua, a disfrutar de la sombra y el aroma de arboles de todo tipo, de duraznos que caían, de patos graznando, de momentos sutiles, mágicos, necesarios para escribir, al extrañarlos en la vorágine de la vida citadina... entre vasos de alcohol, entre recordar mujeres mágicas entre perfectos mortales... y es así, como vamos cayendo en una constante desgarradora, sutil y fatal, de falta de todo, y el aire en nuestros pulmones e vuelve denso, y nos obligamos a escapar...


Importa si alguien lee? , Claro que importa... sería tiempo perdido, y delicioso Jazz desperdiciado (sí, escucho Jazz, Jódete) Sería un efecto alcohólico de letargo que podría haber sido ocupado en otra cosa, peor el tiempo no existe cuando escribes, no existe nada ni siquiera tu mismo... Solo un tipo, comunicándose con dios.


Tal vez hayan muchos cielos, Maga.

febrero 15, 2011

Vomito verbal

Cuando uno camina por una senda definida, nada es, en lo absoluto, definido, sino todo lo contrario, todo es difuso, y vomitivo, todo da miedo, vamos paso a paso cayendo, como en la vorágine, es como pisar blando, como caminar en una duna, una duna que está al lado de una grieta... así se siente la gente, así se sienten todos, y hablo en tercera persona por que hay gente que no es gente... y gente que elije algo diferente... no mejor, sino elije lo contrario... el puto lado oscuro, la oscuridad... algunos elijemos brillar en la oscuridad... y vamos cayendo hasta darnos cuenta que, los tipos que nos parecían lo más paria de la sociedad, se van transformando en algo común, en un compañero más, y que lo que nos separa de cometer sus atrocidades, sus violaciones, o matanzas, es un velo, el velo que separa lo tabú de lo que hacemos... El velo que al romperse, hace que un hombre salga, un día cualquiera, de vista de mujer, se emborrache y se prenda fuego, lanzándose en picada para dejar una bonita obra de Arte en el suelo, trozos de sesos pegados en la pared, y un olor fétido, a intestinos sin lavar... y pasa el tiempo y comienzas a darte cuenta que todos tienen algo muy oscuro en su alma... pero nadie sabe que es lo que te impulsa a ti, a ondear en ondas mucho más oscuras que ellos, no a hacerlas... sino a pasar por ahí, como uno pasa por un museo de obras abominables, o una recamara de Arte medieval, que a algunos les gusta, y a otros desagrada... como el Arte moderno, incomprensible para el artista mismo, pero por lo mismo, atrahíble al tipo o tipa que lo aprecia, un jackson polock o alguna estupidez símil, preciosa, valiosa, pero solo la katarsis de un sujeto roído... y eso es lo que no se explica, hasta qué punto un tipo sufre, y cómo sufre... y el por qué... pero decirlo, hace que pierda el sentido, contar tu historia no la hace más real o menos crehíble, al contrario, hace que la veamos como algo lejano... y hay personas que cargan con ojos que guardan algo... y otras, que llevan ojos sanos, limpios de dolor, y que solo aveces, aveces... demuestran su verdadera oscuridad... pero nunca el por qué, el por qué es profano y un hombre sin secretos no es un hombre, no es un ser, es un nada...
Entonces, llega un minuto en que, te preguntas el por qué estás ahí... incursionando historias de hombres decadentes.. y te encuentras con que estás, en todos os sitios, con que lo más alto de la sociedad te ve como un espécimen a adorar, y lo más bajo como un compañero, y todos te cuentan sus historias como si te conociesen de toda la vida, pero no les dices nada, jamás cuentas tu historia, por que tu historia deja de ser real, y es nada, solo el recuerdo, del recuerdo, de un sueño mal recordado... entonces todo se pierde, y se asoma, a ratos, en sorbos exquisitos de alcoholes de toda índole... y ebrio, ya no te sientes, y te animas a hablar, no mucho, ni lo suficiente, pero lo necesario para no consumirse ni agarrar un día, seis litros de gasolina, e incendiarte desde adentro.

enero 26, 2011

El espacio entre cada palabra.

Creo que es tiempo de abandonar éste pequeño mundillo, las cosas en la vida son irracionales e incomprensibles, creo que éste espacio que he creado a sido en su gran mayoría un escape, un vómito verbal inconsciente... "Las cosas brillantes siempre salen de repente" ciertamente también los pasajes más obscuros del suplicio están cercanas a las más dulces y brillantes experiencias. Aveces olvidamos lo que somos, lo que deseamos y lo que buscamos, olvidamos todo para dejar espacio a la vorágine de movimientos errantes, para tratar de detenernos en un espacio paralelo del tiempo, para soñar que somos, seres alados aún, cuando sabemos que estamos en el fondo, hundiéndonos lentamente en una fosa interminable, en un océano muy oscuro y espeso para poder encontrarnos o nadar hacia la orilla, ciertamente he ahí el naufragio de la Luz, he ahí el suplicio moribundo, de aferrarnos a viejas esperanzas, a antiguos sueños del olvido... Aveces llega el momento de aceptar que somos errantes, seres despreciables, nómadas del viento que intentan ser su propio hogar pero su podredumbre interna los hace inhabitables, no creas que me conoces, o que lo harás, jamás podrías por que la obscuridad está muy profundamente oculta en las tinieblas oscuras del trasfondo de mis ojos, en el fondo, puedo ser una hoguera, pero también soy: un ser lleno de oscuridad. No te imaginas las cosas que mi corazón puede desear, ni las fronteras que puedo romper, tal vez sea un buen tipo, jamás he robado, y jamás he mentido a sapiencia... ciertamente esa es parte de la arrogancia de todos nosotros, los seres miserables se sienten mucho más por encima del resto, no es que su obscuridad los avale, sino que hay una incierta sabiduría en aquella oscuridad, como la sabiduría que entrega la sapiencia de la incierta muerte, ese toque de cielo, de cielo viscoso, de cielo color rubí, color sangre... de un vino espeso que se desliza lenta y suavemente hacia los pulmones... He ahí el lloro y el crujir de dientes, cuando nos enfrentamos a nosotros mismos y nos damos cuenta, que lo que somos a consciencia es diminuto en comparación al ser abominable, de paupérrima e indeliberada bondad que habita dentro nos, Todos quisiéramos danzar con el viento, pero ciertamente hay pocos seres que permiten que, viéndoles a los ojos, logremos recobrar el aliento, y volvamos a ser seres alados, y seremos la luz más brillante en la oscuridad... no es condescendencia, ese es el vicio despreciable de muchos, no, todos hemos vivido: confieso que he vivido, algunos sufren más por que se muerden la cola, se muerden los brazos y lloran hasta sangrar, emiten lo que todos los seres normales: caos y paz casi por igual. Pero las personas que llevan la miseria casi tatuada en el alma no lloran, no se quejan y siguen adelante... no son valientes, más bien un poco ineptos, también bastante incautos, y sobre todos arrogantes... La Miseria es... el lado más dulce de la decadencia... pero más allá de todos lo que podamos juzgar, sonreír, amar... nosotros nos conocemos, no lo suficiente para evitar traicionarnos, pero lo suficiente para poder disfrutar, de cada gota del profano suplicio.

enero 23, 2011

Explosiones orgánicas.

Y en aquella corniza desesperada esperaba el cantante tortuoso la llegada de aquel naufragio, de veleros surcando el mar conducidos por el nombre del viento, pero en realidad el solo esperaba y se marchitaba, esperaba mirando las olas, sintiendo nada, absolutamente nada, el estaba allí, pero su mente divagaba por universos lejanos y paralelos... el en realidad estaba en otra parte, sintiendo, torturandose, y cantaba, ooh cómo cantaba!, cantaba canciones de penurias tan profundas que son imposibles de describir.
No necesitamos nada, no necesitamos nada cuando estamos flotando, esparcidos en partículas de magia en el aire, cual sal en maremoto, solo flotar, y dejarnos llevar lejos, lejos, sin limites, lejos a otro lugar.
Había penurias hubo un deseo, y hubo un suplicio, su suplicio, y sus besos, y navegando iba, con una sonrisa idiota, y a la vez demostrando poco, se había acostumbrado a ser frío, ni el mismo creía lo que hacía al estar ante tan fabulosa tormenta... el era frío, el es frío, frío como el infierno, acostumbraba a congelar la atmósfera, a detener el viento, a silenciar al océano, a hacer temblar el fuego ante su ácidas y afiladas palabras...
Pero está bajo un hechizo, y espera, y espera, y se pierde en la tormenta, y se pierde en mil pedazos, por que cada parte de su cuerpo tira de el, en todas direcciones, esperando que se despierte, que se separe de su cuerpo, esperando desaparecer, volando en un torbellino de caricias por el viento, en un torbellino de cristales amarillos... volando para hacer daño, para dañarse, para matar suavemente, ligeramente...
y su mente divaga, y el sigue esperando, esperando, y se siente atado, y no puede volar, por que perdió las alas hace épocas, hace siglos, por que se volvió un nómada hace milenios, por que eligió el otro camino, el frío y solitario camino, lleno de magia, el camino del guerrero, el camino de la oscuridad, lleno de soles, de estrellas, y de cristales amarillos.

enero 12, 2011

Memoria

Recuerdo una canción que canté junto al océano, ella oía pacientemente, en sus tormentosas aguas, respiraba y yo me derretía con cada movimiento de su pecho... Ella también cantaba, a un publico impávido pero a la vez frío...
Cuando el absurdo amenaza con el naufragio, y solo queda el suplicio de un sol oscuro, o... lo que antes fue un sol, y hoy es solo una cicatriz en el cielo.
Las personas comienzan a lanzar balas al cielo... intentando derribar pájaros cualquiera... aveces, rozan las Águilas, y es entonces cuando, desgarrándose, creen ver el sol, y se ofuscan con su belleza... mas, no saben apreciarlo si aún persiste el agujero negro de la cicatriz anterior, no pueden haber dos soles en un mismo día... debemos abrazar soles nocturnos.
Debemos pasar impávidos por el desierto azul, esquivando las balas, re-hilvanando los sueños... y sobre todo creer... creer para ver un nuevo amanecer.

navegante...

Crees que no te escucho, pero te escondes
crees que no lo sé, peor en el fondo lo sospechas
detrás de tu mirada se esconde un dolor latente...
detrás de la mía se esconde un vacío indescifrable
podemos esperar, o podemos luchar,
el vacío y la nada se apoderan de todo
como un suplicio placentero
como algo necesario que nos hace dejar de mirar
la pared en blanco de nuestro haber
sé que sufres por que he sufrido
sé que amaste por que he amado
sé que has muerto por que he renacido
sé que te quiero sin motivo, por inercia
como abejas a la miel de la vida
por que el océano lo es todo, y tu también
eres navegante.

enero 09, 2011

desfiltración nefelibata

La guarnición nunca es suficiente, siempre acompaña algo, a algo, que... aveces no deseamos comer, sin embargo roemos sus huesos hasta que nos llenamos de calcio con azufre... y vienen esas sin nociones despreocupadas, sin sazón, la sal y la tierra se entremezclan creando una masa uniforme, homogénea, que se entremezclan con un sueño despierto, el sueño, de un sueño, dentro de una ilusión, y lo vivido, parece ser, algo que nunca existió, sin embargo deja algo ¿no? ¿eso lo hace existir?, una vez un argonauta escribió: "Como un Ciego cree en el sol, sin verlo, sino sintiéndolo, es así como yo creo..." En éste sueño, los sueños nunca mueren, así como el mañana, la muerte tampoco es suficiente, la muerte es solo un cambio de estado, en la vida, morimos, muchas veces, despertamos otras cuantas, pero por sobre todo, seguimos una inercia, que es, entre maravillosa, y tabú--- el profano incierto desdichado de vivir ensueños --- ¿cuánto de esto es pasión y cuando es deseo, cuánto es ilusión y cuánto es sueño? y cuesta despertar, y parpadear, y caminar sin rumbo vuelve a ser lo propicio, lo ideal, pero a la vez, lo reprochable, dolido, vomitado... Quizá aya cosas más allá del sol.

Encontrar

Cuándo esperamos, buscamos, buscamos partes de nosotros en lo externo, una especie de katarsis, expresada en una persona, en una caricia, en una mirada, en una palabra... en un beso, en una sonrisa.

En el fondo sabemos el riesgo que corremos, sabemos lo que podemos hacer, lo que podemos perder, lo que podemos ganar, y todo el caos que acumulamos, por estar, equilibrados un rato...

Y estamos, pero sin estar, y cantamos pero sin acordes, y abrazamos, sin brazos, y besamos sin boca, y hablamos, entonando palabras absurdas que son como monosílabos que se escapan en recuerdos apocados, por un presente profano, o más bien, por una partida lejana...

En el fondo las cosas no dejan de hacer eco dentro, y el presente, el regalo, no lo sabemos apreciar, y tratamos de condensar el tiempo, pero se derriten los momentos, y los relojes, y las palabras, y no queda mucho por buscar, solo encontrar...

encontrar, encontrarnos, como una llamada del viento, como un resquicio pagano en el firmamento, como una palabra adquirida, lejana, casi olvidada... una palabra que no expresa tanto, o dice mucho, dependiendo de cuánto cueste decirla...

y al final soplo queda un torbellino de miradas, y un sorbo de distracción profana, y algo, algo que se pierde entre la niebla de cosas, de movimientos, de canciones, que hacen temblar las porciones de bocanadas de aires que logran entrar en nuestro airoso haber...

but, i will be with you when you lose your breath.



Hay que expresar la libertad, de hacer lo que quieras, tal y como quieras, siempre que lo hagas con pasión.