noviembre 06, 2012

Lo que dejan las olas

Sentarse a mirar el océano salvaje con sus explosiones, con sus atardeceres; la sal que parece estar en el aire, un aroma de nostalgia y libertad. La sensación de haber extraviado algo en la arena.
Suscitaba tantas cosas el sentarse en la misma playa y pensar tantas cosas, el buscar palabras en la arena y encontrar tantas cosas, como quien se pierde e intenta encontrar un prisma de colores que lo guíe como brújula; perderse en las olas y en la sal, como la catarsis de un abrazo, la pérdida de los silencios y la tonada del tenor.

Perder(se) para encontrar(se), encontrar el subterfugio de las palabras, la guía predilecta de los cielos de colores. Darse cuenta de que se es un viajante errante entre tanta ola oceánica y cada vértigo entre tantos abismos que se desploman como témpanos de hielo tras un grito ahogado.

Entre el realismo mágico y a realidad destilada todo se pone a cantar, llenarse de energía y darse cuenta de tantas cosas, mientras las estrellas lloran de alegría una estela de luna

vuelve las ganas
de escribir un silencio
de abrazar con palabras comisuras
de incendiarse para ser una guía aprender a levantarse.

tantas cosas, tantos sueños, tanto tiempo... vuelvo a escribir de puro gusto.

octubre 28, 2012

negro y amargo por favor

se sirvió un expreso, negro y amargo, cargado y espeso, brotó de la cafetera italiana antiquísima. lo sorbetió como como a mordiscos con la lengua, como quien anda con la auténtica desgana.

ojeó el antiquísimo libro, que parecía despedazarse en cualquier minuto, que por el hecho de mirar esas hojas vistas -quizá- por tantos, siendo indigno (como se sentía) y estando desganado (y lo estaba) tal vez sucintaría el suicidio de cada hoja, cuando extrañamente se derramaría el café y formaría un océano de palabras en la mesa, y las letras escaparían de sus hojas, la tinta como la sangre teñiría el piso de negro, el café propiciaría todo esto, y las maderas absorberían la tinta, que antes siendo palabras eran nociones, las maderas temblarían y harían verter más café sobre los libros del librero, del cual escaparían ahora las palabras no por la mirada de un indigno, sino ante la llamada desesperada de la madera, que antes, siendo árbol también pudo ser hojas, hojas que deseó no fueran horror de periodistas, sino poemas iracundos y poesía filosófica. las palabras escaparon de los libros, y en tinta chorrearon al piso; la madera se empezó a teñir de negro, y empezaron a temblar las paredes, el taca taca de los zapatos corriendo, los sombreros y abrigos tiñéndose de negro, el horror de los ancianos y el estupor de los adultos así como la incredulidad de los jóvenes, de ver la cafetería ennegrecerse, de ver a las maderas moverse y cobrar vida. la cafeína propiciando rapidez a las palabras absorbidas por las cosas, que pronto despertarían, se rebelarían.

cerró el libro y miró la tapa, las letras vibraban y querían saltar, asustado, miró a su al rededor, se puso el sombrero y salió de prisa, la taza de café amargo y frío se tambaleó en la mesa



octubre 08, 2012

Intructivo de viajantes

-El odio tiene raíces diferentes y es casi tan intenso como la vida misma.
-¿A qué te refieres? Dices que el odio es más intenso que la vida.
-No más, casi, sólo casi, nace del orgullo, nace de la pasión, nace del amor, en sí el odio es eso, amor, pero marchito, algo así como cuando se pudre una frutilla y pasa de ser hermosa y dulce, a marchita y seca, como el corazón de mucha gente. Así es, salvaje, como la vida misma, pero esta está llena de pasión, y la pasión le gana al odio, como el fuego es inextinguible cuando se puede extender con total libertad.(...)


La orientación de la subrealidad suele dejar a los viajantes exsahustos, se erigen templos viciosos y socegados por un velo nocturno, y de pronto esos velos se rompen, como una copa de vino que se resvala por los dedos, se rompe y genera un sonido sordo, se rompe y te cortas la mano con el cristal; así, es normal refugiarse en la subrealidad, el subterfugio seco de los viajantes, tan seco que denota su falsedad, su erección de dioses paganos, su grotezca noción de saberse más falsos que la mentira.

La virtualidad suavizada de la tenue aparición de fantasmas nocturnos le generaban un insomnio y la fatalidad poco plausible de temerle a las pesadillas, una certeza que cae como una gota de sudor frío por su espalda le hace estremecerse, y es entonces cuando la irrealidad se le meten en las tripas, como polillas comiéndose el torrente, ahí es cuando nace algo sutil muy parecido a la desolación, misma desolación que luego lo levantan, lo erigen como un cóndor que se sabe rey de los ándes, no siente más que la poco reciproca sensación de mirar las actividades huamanas con unos ojos propios de un viajante que ha renunciado a un viaje, o que ha naufragado para ser viento. Algo que lejos de ser Libertad es una trampa, pero al saberlo trampa el viajante sabe eludirlo, pero aún así lo enfrenta, sabe más de lo que debería y lo sabe por que mira las cosas a través de un prisma invisible, que le permite ver más allá de las miradas paseantes, como las chispas en los ojos propias de la lujuria; se pierden no obstante, apresurizaciones y otras cosas útiles y hermosas como un atardecer de primavera, se pierden así mismo, también, cosas inútiles, como ojos que se pierden en una imagen y le impiden volar con seguridad.


El viajante, Rey de los Andes, no está atado al cielo como creen los paseantes, todos saben bien que los viajantes no están atados a sus viajes, es como decir que se puede estar atado a la libertad, como si nunca estar satisfecho fuera una cárcel, y no lo es mientras se es viajante, llega un momento, no obstante, cuando el viajante se sienta, contempla el cielo, y sonríe sólo, se reconcilia con partes de si mismo y entonces ya no está seguro si es viajante, ahora es más libre que nunca porque se ha encontrado. Algo que lejos de ser Libertad es una trampa, el viajante lo sabe, como quienes van a los cementerios saben que sus parientes están muertos, como quien besa con la noción de que ése podrá ser su último beso, como quien ama sabiendo que sólo se ama dos veces en la vida. 

En esas deribaciones de pierden los viajantes, pasan de una trampa en otra, como armando y desarmando rompecabezas que cambian de forma, como intentando decifrar lo indecifrable, como intentando atrapar el viento con palabras, como intentar nadar en el mar sin mojarse, y tocar las brasas sin quemarse; así son los viajantes, pequeños misterios, repartidos por el mundo, enigmas que jamás podrías entender.
Tengo el plácer de conocer algunos...

septiembre 23, 2012

El túmulo

"Hubo tinieblas y desolación en la tierra por más de mil años"
Cerró el libro y se miró las manos, miró cada una de sus arrugas, de sus cicatrices ¿cuántas veces se mirará las manos? cerró los ojos y se imaginó un verde infinito y montañas en lo lejano, también recordó los bosques cercanos a su observatorio y un lejano recuerdo sabor a salitre, de aquellos lugares ya intangibles en medio de los recuerdos.

Prófugos de la desolación desolapada, los viajantes buscan a tiendas en la oscuridad, olvidándose que brillan por dentro, la Paráfrasis había terminado por agotarlo; la explicación de lo inexplicable y la teorización de lo lógico hacían en si mismo, a cada viajante de la tierra, un caminante errante de aquellos a quienes rehúsas la mirada cuando pasan.

Las miró imprecisa nuevamente, lo espontáneo suele transformarse en impulsivo. El suave incordio posesivo-destructivo hilvanaba la suavidad de las palabras que brotarían luego de los labios, que caerán como lágrimas de mercurio para terminar creando o perdiéndose en su radiactividad. Parecía que las manos le hablaban, y en ellas se veía a sí mismo, como un espejo de todo lo que se esconde en los recovecos de uno mismo, le mostraban su soberbia, le mostraban su actuación, y las repercusiones de actos que parecían haber nacido espontáneos, pero resultaban nacer del pecho, como un árbol creciendo, enraizado a un vórtice atemporal, donde se guardan recuerdos, secretos, dolores y palabras, ahí donde es el cementerio de las memorias, y ahí mismo donde nacen buenos pasares que terminan contaminándose, una raíz nutriéndose de brea negra, incapaz de florecer.

Tan prontamente como vio su reflejo quiso escapar, pero las manos le sujetaron la cabeza, tratando de zafarse desesperado comenzó a ser jalado a una trémula oscuridad, cayó así en un letargo, y tras abrir los ojos se encontró en una casi total oscuridad, no podía verse las manos ya, pero no sabía donde estaba, la caída lo había llevado entonces a una especie de túnel, pues habían sonidos a lo lejos, las paredes parecían contraerse y retraerse, como un palpito incesante, las sensaciones y los aromas aumentaban, al principio parecía canela dulce y ahora era como un café amargo y sódico combinado con azufre, todo parte de una sinestesia retrosférica, no se sacaba de la cabeza la idea de que se había muerto, pero luego recordó: "la muerte es una dama sutil que no necesariamente mata" y su mente recitó esas palabras como una segunda voz.

Paso a paso el camino dio paso al centro de aquella sinestesia, dulce y amarga, un túmulo de raíces negras abrazaban una masa móvil que daba una siniestra atracción,  como si el pecho fuera empujado hacia adelante, queriendo abrazarla a la fuerza, sensación símil a las manos abrazando su cabeza, llevándolo a las tinieblas.

El túmulo, no era más que una compleja red de raíces que se unían, no parecía ser otra cosa que eso, pero encerraban algo más profundo, el túmulo estaba en el centro del pecho, donde debía estar el corazón, pero no había, no había centro integrador, sólo una maraña de raíces trémulas y gruesas, de colores obscuros y rodeadas de algas y parásitos, cada raíz llevaba un aroma, una emoción, un recuerdo pero cero sentimientos, como si fuese cada una una máscara tras la cual se esconde un actor. 
En cuenta regresiva, se percató de esto, el inconsciente lloraba a gritos, y quería salir, el insconsciente, más activo y sabio que el resto de las partes de su mente, le gritaba que se diera cuenta, que cada raíz conectaba con algo, el caminante siguió una raíz rojiza con aroma a chocolate, que le llevó a una choza de canela, la playa era de canela rodeada de una jungla de juncos verde oliváceos, la playa era la playa de un río, de un río grisaceo por el cual flotaban latas de cerveza y extraños renacuajos, el agua la surcaba un barco de madera de roble apolillado, y dentro tenía un libro, el viajante tembloroso, lo tomó, olía a flores secas y parecía estar hecho de piel. Abrió el libro y leyó: 
"Hubo tinieblas y desolación en la tierra por más de mil años"

septiembre 18, 2012

La caída del sol rojo

Vientos del oeste anunciaban su llegada, como las alas de un alvátros en vuelo, la sensualidad de las estrellas se esperaba, la amibivalencia de la luna a media noche, y el sonido del oceáno salvaje despidiendo a la oscuridad, para dar paso a aquél sol rojo que teñía todo de colores sangüineos, como si la marcha rutinaria del diario vivir fuese el corazón palpitante de la vida misma.

Habían barrido ya la hojarasca del otoño, el viento del oeste dio paso a la nebulosidad del invierno; en el fin del mundo la crudeza del invierno es toda una orquesta sinfónica.

Caían los atajos, se iban cerrando como pálpitos de pechos enraízados, sólo quedaba aquél trémulo camino, oscuro y rodeado de árboles, por el cual sólo se cola la luna pero noentrajamás el sol, pareciera que las hojas de los árboles se movieran para dar paso a una oscuridad pétrea pero no salvaje, a una tormenta de solsticio, como una lluvia de agujas, como el sonido de los violines que anuncian la muerte.

Así se iba hilando un telar de fastuosidad espontánea, nacía así, improvisadamente la sombra con ojos rojos, sombra invisible en la oscuridad y aún más en la luz, pero sus ojos eran los reflejos de la impulsividad tormentosa de todos los errantes; él era un pequeño gigante pero lo ignoraba, y enfrente de si veía una tormenta inconmensurable, que atañía a antigüos rituales  para no caer en la férula de su propio caos, caótica disociación de la sensación, la oscuridad atrayendo al miedo, al miedo a la tormenta, olvidando que incluso las montañas caen a los pies de ella cuando no existen los atajos, ataca por todos los flancos y la lluvia de agujas no es mera metáfora.

Sin embargo, la respuesta se hayaba precisamente dentro de si mismo, la razón de la tormenta y la sombra, a un nivel más profanamente profundo que lo meramente perceptible, la disrealidad como un contrafluído de la cotidianidad mal tomada.

Se acercaba como una marejada furiosa, una sola columna de agua y fuego y viento con lluvia cayendo a tal velocidad que cortaba la piel, así venía, la caída del sol rojo, en el preciso instante en que la tarde pasa a llamarse noche, en el que los paseantes dejan de mirar el atardecer, en el preciso momento en que se pierden las miradas en el ocaso del horizonte, ahí, precisamente, el encontró lo que estaba buscando, zafó sus ataduras y se dejó ser tormenta, y así la tormenta no llegó a el como a enfrentarlo, sino que lo abrazó y fueron una misma gran tormenta, furiosa y caótica como la pasión sanguínea, así la caída del sol rojo se volvió una tormenta, y aún hoy si miras entre los pistilos de la flor que es el iris de su ojo, verás la tormenta y no decifrarás que no es caótica hasta que te transformes también en tormenta.



agosto 18, 2012

El sueño dentro del coma

El semblante sombrío levantó sus inexpresivos ojos, ya había pasado mucho tiempo ¿mucho tiempo de qué? mucho tiempo de que la música no llenase el vacío...

La sombra que hay tras los ojos.

Me habría preguntado en otro tiempo el por qué colorear el cielo si es perfectamente azul, ahora lo comprendo, se fijaba que era azul cuando se veía hacia arriba, pero en el horizonte parecía cada vez más blanco, celeste pálido...
La importancia de los colores... encontré una caja llena de diamantes, pero están pegados a la caja y la caja pesa mil toneladas...

Y claro que los intentaba sacar ¡ni te imaginas cuánto! luego me di cuenta que los seres etéreos y estéreos no reconocen la oscuridad, y que mientras uno cae brilla más, brillamos mientras caemos y nos parece maravilloso, pero la luz interior se está escapando, se escapa hacia afuera y el vacío entra; esa es la oscuridad acechando, el semblante sombrío... nada está completamente vacío (esa es la paradoja) o estás lleno de vacío o lleno de luz, o una mezcla de vacío y oscuro.

El placer de estar vacío no es más que el de estar lleno... suelen ser cosas buenas, la música de los etéreos ayuda, parecen cantos de otro tiempo, de esa música que toca fibras profundas, que hace recordar cosas importantes... Y no hay que evitar sonreír cuando eso pasa, descubrir algo nuevo para recordar algo viejo, algo dormido, algo que se quisiera compartir, al universo entero.

chispas que intentan incendiar una hoguera¿A qué vino todo eso? la tormenta del vacío iracundo, pasión a sangre, como un vicio creciente, la necesidad de sorberle a la vida todo, creemos que estamos sedientos pero se nos olvida nuestra maldición; caer en la grieta más profunda, a un vórtice desapegado de la realidad... dentro de la realidad y es ahí cuando sucumbimos ante la sequedad trémula de las palabras, de golpe, repentinamente, caemos más profundo y empieza el sueño dentro del coma...

Que ganas de que sea una cascada de buen café aroma a libros viejos, a casa antigua, a palabras no dichas pero por decir, que ganas de que las sonrisas no se borren nunca, que la gente no tenga que irse, que no haya la necesidad de quedarse, que no se sienta el desapego y que el apego no sea adictivo sino más bien un vicio sutil, como el sabor que parece tener la piel después de un abrazo, o los labios después de un beso, como la sensación de intentar mirar el viento, perseguirlo cuando se cola dentro de un árbol de hojas perennes y ellas parecen danzar su tenue canción...

Que ganas de ser viento, que bota a una hoja, que danza por el aire, para ir a dar a una frente...

Y el cielo parece mostrarnos cosas nuevas, como cuando se pierde el sol, por el mar o las montañas, o lejos allá en la tierra... se pierde y parece despedirnos
de la nostalgia que se siente en el momento anterior al inicio del sueño

Y así es como intento dibujar sin dibujarme, como si tuviese que dibujar un camino por el aire, como estas letras que no se escriben solas, que salen de una parte, de un pozo que no es infinito, pero que se rellena con las mismas palabras, así se van borrando las nuevas y nacen otras, y así se reproducen una y otra vez, hasta que el pozo vuelve a estar llena, ya dirá el tiempo de qué.


agosto 14, 2012

La mente libre de pesadillas

Sólo mantén la mente libre de pesadillas, los ojos abiertos porque la vida rara vez es fácil y claro que es grato mantener los ojos cerrados para mantener más tiempo la sonrisa, pero nos llenamos de tormentas porque el silencio es ensordecedor en las paredes corpóreas del alma.

Aún cuando encuentre la forma de eludir el choque estelar,
aún cuando me sangren las palabras y me latan con furia las ideas.
Mantén la mente libre de pesadillas,
libre del espasmo y el desconcierto.


Libre, pero por sobre todo despierta, suele ser difícil despertar de los sueños,
pero es necesario justo antes que se transformen en oscuros incordios.

Divino hipnotismo
voy cayendo como se lanzan las aves al mar
en picada ciegas se lanzan y me pierdo
el viajero suele así encontrar,
en un reflejo opaco su camino hacía la paz.


No, nunca he sido bueno con las palabras, dijo y carraspeó, no, no lo he sido, porque las palabras suelen consumirme, como consume el fuego a las maderas que antes solían ser un bosque. Claro, es eso, las palabras me consumen y me aterran, me queman de repente y brotan como un mantra. Los sentimientos también brotan porque es mejor dejarlos fluir, pero así como las palabras los sentimientos son incordios, senti-mientos suelen mentir a los sentidos; pero lo esencial es invisible a los ojos. ¿Quieres ser mi amigo? -preguntó el zorro- pero el viajero es un caminante y las estrellas lo llaman como el sol llama a las hojas de los árboles, como la luna hace el amor con el mar y el viento mueve mareas, y las velas parten al horizonte, porque el viajero necesita cambiar; Hay que estar atentos, sentir para guiarse cuando en la tormenta los sentidos no están, pero también escuchar, el corazón suele latir más fuerte cuando tenemos miedo.

Solemos tener miedo cuando nos acercamos a encontrarnos.
-un suspiro- (mirada al horizonte) 
 
El futuro no ampara, sólo depara y las palabras brotan de mis dedos como ecos lejanos del corazón en furia.

Parafrasis

Las paradojas parabólicas de la simbiosis
la realidad subdividida en apoteosis.
Las mejores cosas de la vida son simbióticas -

La tristeza de la corteza arbolaria
 se dibujaba en su película cornea

¿Encontraría lo que andaba buscando? se podría encontrar a si mismo, quizá, pero encontrar a la maga, así como Horacio Oliveira encontraba a la suya entre las infinitas rues de un París amable y laberíntico... ¿Se encontraría a si mismo?

LAS OLAS OCEÁNICAS TIENDEN A EROSIONAR LOS ROQUERIOS

Por supuesto, no se trataba de una disociación simple, 
el simple hecho de intentar encontrarse consistía en renunciar al actor,
al mimo y a sus actos.
Oh dulce hipnotismo sordo de carretera, yo no sabría qué decirte, la codificación de mi vida había terminado erosionando mis propios cimientos, ya no hay palafitos pues las termitas los han comido casi todos, pero así y todo pareciera ser que la casa se mantiene en el aire... y esta casa, que soy yo mismo, es metafórica pero también representa dos caminos, si elegir cerrar los ojos y entrar en el agua profunda, fría y oscura del océano iluminado por la luna (y así, dejarse llevar por las corrientes oceánicas). O por otro lado encontrar la forma de que su piel no se derrita.

Pasa a veces y con bastante frecuencia, se me derrite la piel en abrazos,
suelo refugiarme detrás de letras,
suelo no encontrarme ni la sombra.

julio 29, 2012

Reflejos en el agua

Antes se había caído el cielo, sabía el caminante,
su corazón guardaba la última palabra
que el tiempo no tiene razones, que la vida es una estrella
Cierra los ojos viajero y no anheles más, 
que las caídas son invernaderos para rozas perniciosas.

El viajero se acuesta en el agua del río y se deja llevar por el flotando
¿llegará a la mar o llegará a la montaña? quizá incluso al volcán,
a veces dos ríos se juntan y forman un lago que gira en espiral.

Mira a las estrellas como brillan en sus ojos, 
él las mira y las siente
él es el manto nocturno, profundo e infinito,
cubierto de estrellas se transforma.

El  cielo se ha caído, piensa el caminante,
sus ojos son la hoguera de las pasiones
que a veces se pierde para poder encontrarse
Cierra los ojos el viajero y escucha un tambor,
es su salvaje corazón.

"suele ser difícil aprender a respirar."

 
Dv

julio 04, 2012

Eclipse de invierno.

El tango indómito, hacía bullir la sangre pero no había respiro; entre vaso y vaso el viejo suspira los recuerdos de un abrazo, de mil abrazos, y atardeceres sangrantes, ya no se encuentra y se dejó de buscar, se había encontrado, pero en los azares de la vida encontrar un ancla en el alma ajena es más fácil que encontrar la décima parte de uno mismo.

Cómo le encantaría decir que ella era su ancla, pero él es una tormenta en el mar y ella la luna, y ya no hay luna, y en noches sin lunas las tormentas no cesan, y hasta el mismo océano salvaje cae en la triste y amarga sensación de la espesura, cae el velo nocturno como una piedra, y se hunde veinte, treinta, sesenta mil metros en las profundidades del mar, demasiada presión ahoga los pensamientos, se decía, pero ¿ahogará los sentimientos? ay de los sentires amargosos, de caminar en una ciudad como perdido, de cambiar de forma y arrepentirse, de tomar miles de decisiones erróneas por la ciudad laberíntica; porque toda ciudad, todo lugar, es el laberíntico abismo donde se atisban los recuerdos dolorosos, y el perdido y el viajero aún incluso los residentes, se pierden en sus callejuelas infraterreas, y la gente ya no tiene ni color ni cara, y él se mira en el espejo y no se reconoce.

Mirando al océano se sanan las tribulaciones, océano salvaje lleno de poetas, náufragos dolores del corazón, del tango indomable. Parece mentira pero Buenos Aires aparece en todas partes y un papel que antes estaba en el bolsillo ahora está en el aire.

junio 29, 2012

Pulso

Que delirio al sentir el oceáno furioso al chocar contra las rocas, sentarme y dibujar un perfil de las olas, beberlas en gritos ahogados, sentirme acalorado cuando hace frío y el corazón late más fuerte, con más ganas; dame más mar, decía... déjame hundirme, sumergirme, hasta ese punto en donde aunque hayan tormentas no hay sonidos ni turbulencias, ése lugar donde puedo soñar, donde puedo verme a mí mismo sin la necesidad de pasar; por las capas y capas de nudos que el tiempo y las yagas han hecho crear.

Déjame dormir en tu pecho marino, en el fondo del ancho mar, déjame perseguir mis delirios, mis vagas esperanzas al transformar las palabras, al interpretarlas y recordar; deja que el recuerdo no sea el demonio vagabundo que merodea en la espera y el deseo, déjame hundirme en tu pecho de mar y no ser más, nunca más, sólo el vago recuerdo de un hombre.

Déjame ser niño, un espíritu de mar, salvaje e indomable, déjame ser más, que si el recuerdo se presente sea como un viejo amigo al que abrazas y lloras, porque no habrá pasado sólo el ancho e indómito mar. Me regocijaré con sus ondas, con sus silencios, con el camino que deja la luna al pasar, como el perfume embriagador de cuando se va la lluvia y deja paso al sol.

Y una parte profunda en el pecho recuerda que detrás de todo siempre hay un velo de sombras, que son nuestros propios miedos y prejuicios.

junio 25, 2012

Lo que calla el viento

-Se hace notar el invierno...
-¿Cómo dices?
-Que ya llegó el invierno y el frío, y hace tanta falta...
-¿Qué cosa hace tanta falta?

Precaución... pensó ¿ hace falta decirlo todo?

(Tú, pensó)
-Nada
-No deberías decir cosas y pausarlas para llegar a decir nada, conmigo no necesitas arrepentirte de lo que dices, sabes que te...

pasó una hoja, un ligero vendabal, como un piano que sueña a lo lejos, como cuando suenan las cuerdas de la guitarra y se siente un escalofrío.

A veces me gustaría decir que tomé una siesta, pero la verdad es que a veces las siestas se tornan en comas y es difícil despertar; Pero qué extraño y maravilloso es despertar y sentir un vendabal.

-¿Sigues ahí?
-Claro que sigo, tonto, pero no pienses que puedo acostumbrarme a tus preludios, a tus silencios artificiales.
- Bueno, no es que no lo crea, te siento aquí (en mí) te siento cerca, y nadie había llegado tan cerca.

¿Leerás esto? algunas preguntas es mejor no suponerlas, algunas preguntas es mejor no hacerlas, a veces hay que escuchar lo que calla el viento...

-Te Amo, yo también te siento cerca...
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Cómo puedo explicar que a veces me pierdo, a veces uno deja que el velero navegue erráticamente en el horizonte, pero no, no estoy perdido, tengo mi brújula y tu eres mi norte y mi argonauta, viajar por las estrellas no es fácil, sobre todo cuando persigues a la luna, que es tu faro, pero a veces desaparece.

Como me gustaría decirte... cantarte... escribirte
Ah! pero tengo una carta bajo la manga...
creo que lo encontraste, lo que andaba buscando...


Hay que expresar la libertad, de hacer lo que quieras, tal y como quieras, siempre que lo hagas con pasión.