noviembre 06, 2012

Lo que dejan las olas

Sentarse a mirar el océano salvaje con sus explosiones, con sus atardeceres; la sal que parece estar en el aire, un aroma de nostalgia y libertad. La sensación de haber extraviado algo en la arena.
Suscitaba tantas cosas el sentarse en la misma playa y pensar tantas cosas, el buscar palabras en la arena y encontrar tantas cosas, como quien se pierde e intenta encontrar un prisma de colores que lo guíe como brújula; perderse en las olas y en la sal, como la catarsis de un abrazo, la pérdida de los silencios y la tonada del tenor.

Perder(se) para encontrar(se), encontrar el subterfugio de las palabras, la guía predilecta de los cielos de colores. Darse cuenta de que se es un viajante errante entre tanta ola oceánica y cada vértigo entre tantos abismos que se desploman como témpanos de hielo tras un grito ahogado.

Entre el realismo mágico y a realidad destilada todo se pone a cantar, llenarse de energía y darse cuenta de tantas cosas, mientras las estrellas lloran de alegría una estela de luna

vuelve las ganas
de escribir un silencio
de abrazar con palabras comisuras
de incendiarse para ser una guía aprender a levantarse.

tantas cosas, tantos sueños, tanto tiempo... vuelvo a escribir de puro gusto.

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Hay que expresar la libertad, de hacer lo que quieras, tal y como quieras, siempre que lo hagas con pasión.