cuantas noches pediste permanecer junto al árbol, ese que regabas y creció firme, prometía ser un roble que podría ver la seguidilla de las épocas como suaves gotas de cristal resplandeciente, como si en un remolino de aire lograran elevarse los sueños, cada vez más altos, cada vez más cerca del cielo. Pero no resulto de esa manera, sino que la tormenta arranco el roble, y fue tu otra mitad quien comenzó el fuego, y el roble de un momento a otro se vino abajo, por que estaba siendo apolillado por dentro, carcomido por las termitas que tu otra mitad puso allí, pero ahora resulta que no era tu otra mitad, no formaba real parte de ti, quizás en algún momento, quizás en un pasado ya distante, en una vida ya sepultada, como si fuese un cementerios de sueños, de ideas y pesares, en donde de ves en cuando, vamos a dejar flores, solo para mantener la pena un poco, y a la vez para ver como las rozas cortadas se van marchitando lentamente, pero las espinas se hacen más fuertes... pero al menos en el incendió, lograste rescatar la semilla, cobijarla del incendiario, o al menos, abrazarla junto a tu corazón, sabiendo que en el fondo, el árbol si estuvo, pero lo importante ahora no es el árbol, sino la semilla, la misma que hace nacer soles en tu corazón... Mientras tanto los vientos turbulentos, en espiral mientras estamos en medio de la tormenta, extrañamente nos permiten hacer vuelos más altos, vuelos sobre la tormenta, sobre el pantano, y sobre la podredumbre.
donde las semillas florecen, y un futuro esplendor espera.
Más allá de las tormentas, más allá del atardecer, la paz (siempre posible) de tener calma en el corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
cualquier parecido con la realidad, o con persona viva o muerta, No es una Coincidencia, las coincidencias, no existen.