febrero 21, 2013

disociación

En no premeditados pasos pasa como agua entre los dedos un líquido que no moja, se derrite y el actor lo mira entre sus manos húmedas pero a la vez secas, la habitación parece oscurecerse y palpitar, se borran los muebles, desaparecen los colores, y una pugna entre el blanco y el negro se alza en la habitación, mientras él sigue mirando las manos a la vez que su piel se eriza y un olor ocre parece dominar el aire.

Dentro de su ojo se bifurcan tonalidades de grises, un campo árido y en el fondo árboles desolados, al mismo tiempo que ríos y espejismos que se derriten, una parte de su mente parece palpitar como la habitación y palpita como un todo fugaz e inconsciente, más allá del ojo, que mira la mano en la que pasa el líquido que no moja, una tormenta se despierta, como un gigante que se despierta y ruge, y cada trueno es un recuerdo y una sensación desmedida, arrasa con varias capas de la piel al mismo tiempo que las sana, no hay dolor o sensaciones negativas, la tormenta no sufre ante la tormenta, miles de colores prestidigitan de el líquido que ahora cubre todas sus manos, y es absorbido  como una bocanada, pero por los poros de la piel, en el acto se dan cuenta que todos los poros son bocas que beben y botan, en un eco constante como con música espasmódica, el líquido entra en el torrente, y parece estimular los músculos y las sensaciones, la pupila se contrae y se dilata al ritmo de la tormenta de grises que se presenta en toda la habitación, pronto los grises toman color, y como mil barras dibujan ventanas que conducen a mundos inconcebibles, y la mente le palpita y mira las manos que cambian de color y forman formas desconcertantes. Ojos salen en el medio de sus manos y lo observan y en ellos parece ver la silueta de un hombre que lo mira aterrorizado, y luego ve más allá y ve a un hombre mirándose las manos en una habitación que palpita a su mismo ritmo cardíaco y que cambia sus vértices constantemente, así como el color de sus paredes. se estremecen sus poros que ya no son bocas sino siluetas, árboles y ventanas que dan a distintos paisajes, siente que algo ocurre, algo está pasando.

Vuelve la lucidez, duerme sobre sus manos, en no premeditados pasos pasa como agua entre los dedos un líquido que no moja que sale de su ojo y al tocar sus manos se evapora, un olor ocre parece llenar la habitación.

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Hay que expresar la libertad, de hacer lo que quieras, tal y como quieras, siempre que lo hagas con pasión.